26 septiembre 2010

Huelga sí, como un deber para exigir un giro.

Apoyo a los trabajadores desfavorecidos. El Presidente del Gobierno de España, no lo ha hecho.

El descuido de algo tan sencillo y la a vez indispensable, como el profundo respeto por las trabajadoras y trabajadores o, por la exigencia de altura a los poderosos, le pone en el punto de mira de todos los españoles e incluso de afiliados al PSOE. Por si fuera poco, Zapatero prescindió de la preceptiva información a los agentes sociales, respecto de los presupuestos del Estado.

A decir de los responsables de las organizaciones sindicales más representativas, el Gobierno ha incumplido con los deberes de informar, lo que viene a ser lo mismo que no tener en cuenta a los trabajadores. Altivo, en su feliz andanza a lomos de su particular Rocinante, en la busqueda solitaria de una solución al creciente desempleo, con una reforma laboral desafortunada.

El buen hacer en las reformas civiles, se ha visto ensombrecido por la falta de información y por su política de oídos sordos a las demandas de los más perjudicados por la crisis.

Finalmente, no ha sabido estar a la altura, tampoco ha tenido tiempo de aplicar el bálsamo de Fierabrás, a cambio de cuya receta, Sancho Panza, habría renunciado al gobierno de la prometida ínsula.

La reforma del sistema representativo de los trabajadores, necesaria de urgencia, está siendo utilizada, por sectores poderosos, con interés y fijación en el debilitamiento de las organizaciones sindicales, tras lo cual vendría la total vulnerabilidad de los trabajadores. La falta de destreza del Gobierno para hacer frente a las presiones de los mercados, repartiendo la carga, nos lleva a pensar en cambios de liderazgo, pero sin que ello suponga apartarse de la izquierda que, ahora, parecen querer dejar los gobernantes.

El cambio de las actuales políticas es indiscutible, La situación resulta insostenible, el Gobierno anuncia una continuidad en su postura contraria a la definitiva consolidación de la España social, que respete a los débiles exigiendo altura a los poderosos.

El indiscutible cambio es posible, los ciudadanos en general, trabajadores y trabajadoras, los militantes de izquierdas, los socialistas del PSOE incluidos, habrá de asumir como un deber el exigir un giro certero para que la crisis la paguen sus causantes. Salvo mejor parecer.  Baldomero Gómez

10 comentarios:

Vicente dijo...

El propio PSOE tiene la palabra

Viki dijo...

Que si, leches tienen que dejar esa prepotencia que mata a todos los gobernantes.

El miércoles a la huelga y a las manifestaciones para protestar y pedir que cambien las cosas, para conseguir salir adelante.

Javier dijo...

Ahora los ciudadanos sacamos las castañas del fuego si no queremos caer en la miseria y depues del 29 de septiembre les pediremos cuentas a los matados de los sindicatos.

Mariano dijo...

Es muy la situación de los grandes sindicatos en España, han estado tocandose los cataplines y ahora no convencen a nadie.

Hay otras organizaciones sindicales y es cierto que hay que cambiar el sistema representativo para que estos chupones dejen de chupar

Elena dijo...

¿Es qué no se van a tomar medidas de más calado para que asuman parte de la carga las rentas más altas y los patrimonios más ricos de este país, es qué se va a quedar en una leve e irrisoria medida como la que ha tomado la Ministra de Economía?, ¿con eso pretenden convencernos al resto, la mayoría de los ciudadanos?.¿Y que pasa con el sistema financiero?, ganaron cifras multimillonarias antes de la crisis, y después también.

Gabriel dijo...

La huelga es lo de menos, lo peor es la deslealtad con los débiles, quienes confiaban en su palabra

Salvador de Madariaga dijo...

Hay un desncanto profundo con este gobierno. Se ha olvidado de las clases que le han dado su apoyo y nos ha defraudado mucho.Para leventar nuevamente una ilusión de progreso pararán muchos años o decadas...

Javier dijo...

Yo voy a la huelga y no me importa el resultado. Zapatero tiene mucho que hacer y una de ellas es cambiar el modelo de representación sindical como dices.

Los sindicatos deben existir pero el sistema de representación tiene que ser otro. Además hay que hacer algo para que los trabajadores que no quieren sindicarse puedan hacer uso ante sus empresas, de profesionales como los graduados sociales, aunque eso ya se puede hacer habrá que regularlo para que existan garantías hacia el trabajador. Con el actual sistema, los delegados de personal (elegidos), en muchos casos pasan olimpicamente de los problemas puntuales de un trabajador con problemas e incluso les dicen que no son afiliados a su sindicato, lo cual no puede ser al tratarse de delegados electos con independencia del sindicato a que pertenezcan. Hay que cambiar eso ya.

Laura dijo...

Ese giro habrá de darse cuanto antes y además, de manera urgente, como dices también toca ahora un cambio en el sistema representativo de los trabajadores en las empresas y fuera de ellas. El modelo actual no es adecuado, puede llegarse a otro que alcance más de lleno a la problemática diaria y que no resulte tan caro. Los sindicatos deben saber que su actual modelo ya no vale y que hay mucha tropa que no hace absolutamente nada, mientras tanto los trabajadores no están representados realmente en las empresas y fuera de ellas tampoco

Corbacho dijo...

Los sindicatos no pueden ni deben desaparecer, pero lo que no se ve, desde hace mucho tiempo, es el movimiento sindical, ni dentro de las empresas, salvo excepciones, ni tampoco fuera de ellas. Se ha montado un colectivo de vividores, a costa del Estado, y de los trabajadores, a los que no se defiende como es debido en el círculo más cercano, que es en la propia empresa.
Hay cantidad y cantidad de delegados, que no pegan un palo al agua, que llevan años y años sin trabajar y que no defienden, que para eso es su trabajo, las condiciones deplorables que se dan en el trabajo, o sus relaciones con la empresa son tan buenas, que colocan a sus propias familias a trabajar en bolsas de empleo, sin estar en ellas. Todo eso tiene un precio : EL SILENCIO.
Pero no es el silencio de los corderos, sino el de los borregos.
El sindicalismo y el sindicalista han de estar, pero hace falta un cambio real en la estructura y en el funcionamiento del sindicato.